Dos voces expertas que surgieron de ideologías distintas y cuyas trayectorias políticas ofrecen una visión panorámica del mundo laboral coinciden en sus previsiones sobre el impacto económico y social para los próximos años.
La Doctora Rosalía Arteaga, una activista social de centro derecha, pionera como vicepresidente del Ecuador y Presidenta de ese país por cinco días, alertó desde el inicio de la cuarentena que esta es una forma de control ideal para «gobiernos extremadamente fuertes, casi dictatoriales» y que «puede hacer pensar a nuestros gobernantes que es hora de controlarlo todo. Ese es el temor que tenemos«, puntualiza quien además ejerció distintos cargos públicos y ministerios en su país.
Para el consultor internacional venezolano y ex director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, Jean Maninat, lo significativo es que se abre una posibilidad para establecer políticas que eventualmente puedan «mejorar los sistemas de protección social».
«La pérdida social siempre tarda mucho más tiempo en recuperarse que los niveles económicos”.
Alicia Bárcena, CEPAL
El impacto económico de la región es una realidad. La secretaria ejecutiva para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, declaró a la agencia EFE que «sistemas de bienestar insuficientes y fragmentados» además de «una estructura productiva poco diversificada», puede alargar la crisis más de lo esperado.
Tres posibles escenarios de recuperación
Esta agencia dependiente de la ONU considera que si la región crece al 0,4 %, la tasa promedio del último sexenio, el nivel del PIB de 2019 no se alcanzaría en la próxima década. Si se mantuviera una tasa del 3 %, solo se alcanzaría en 2023, mientras que con el crecimiento mostrado en la última década (1,8 %) se alcanzaría en 2025. En cualquiera de los casos Bárcena habla de “una década perdida (…) La pérdida social siempre tarda mucho más tiempo en recuperarse que los niveles económicos”, y anuncia que por ende habrá un cambio de paradigma.
En entrevista para Diálogos Post-Pandémicos, Rosalía Arteaga, se mostró preocupada en este sentido por detectar jóvenes que «no están en capacidad de conectarse a internet, bien sea porque sus padres eran migrantes de la ruralidad hasta la ciudad. Y ahora con la falta de empleo, las personas están regresando a sus tierras, a sus campos y esto hace que los niños aparezcan como desaparecidos para el sistema educativo. El temor es que la deserción puede ser permanente, no solamente por un periodo y eso nos aterra porque estaríamos hipotecando el futuro de los países».
De acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal), en el año 2020 la tasa de pobreza en esta región se situó en niveles que no se han observado en los últimos 12 años. Al cierre de ese año, esa condición afectaba al 33,7% de la población en América Latina y El Caribe. tanto, la tasa de pobreza extrema se situó en 12,5%, como hace 20 años no se registraba.
Mucho ha tenido que ver en esto los más de 34 millones de empleos acabados por la crisis del covid-19 que reporta la OIT. Ante esta situación, la solución que plantea Jean Maninat pasa por establecer políticas que se «dediquen a fomentar el desarrollo propicio de la pequeña empresa, porque es una generadora de empleo importante para lograr incorporar al sector informal a la protección social y pensar que hace falta algo más que la mano invisible del mercado para lograr una creación de empleo que se sostenga en el tiempo».
Lo reportes concluyen que el retraso es insalvable en la búsqueda hacia el cierre de las brechas socioeconómicas emprendido tras los años de inusitada bonanza por los altos precios de las materias primas.
Rosalía Arteaga denuncia que gobiernos despilfarraron aquellos recursos, estimulando el crecimiento del aparato público, «destruyendo mucho de la empresa privada, así que el tema del desempleo es serio».
Con información de EFE.