El poeta y dramaturgo reflexiona desde Miami sobre la escritura en tiempos de pandemia y pronostica que los hispanoamericanos seguirán diseñados para gozar la vida
Vigente en todas sus facetas, Leonardo Padrón, habla con propiedad sobre las experiencias humanas que están impactando la industria del entretenimiento, el mundo de la literatura y las nuevas condiciones para vivir en estado placentero.
Desde la ciudad de Miami, en entrevista con el Profesor Briceño, el autor de Balada, Métodos de la lluvia, Tatuaje; así como elocuente entrevistador en Los Imposibles, describe tantos puntos de inflexión colectivos, como paisajes personales.
Profesor Briceño (PB): ¿Cómo lleva la pandemia un solitario que necesita hacer un escándalo cuando todo el mundo está metido en su casa, cómo se hace un escándalo por Zoom?
Leonardo Padrón (LP): Por mi naturaleza, yo tengo un largo entrenamiento con la soledad. Primero, soy escritor, la mesa de trabajo de un escritor es la soledad y por eso he tenido un largo entrenamiento con eso que llaman el confinamiento, porque la única manera de escribir una obra es justamente la soledad, confinado en el espacio que amerita tu teclado y tu computadora. Y dos, que también fue un ejercicio importante para ese asunto de la soledad, es que soy hijo único, entonces he tenido dos insumos importantes para llevar esto que nos está pasando en el planeta entero.
«el exilio siempre genera marcas de agua en el espíritu»
Leonardo Padrón, escritor
PB: Se podría decir que para alguien que vive en el exilio, que ha tenido que establecer una distancia con su cotidianidad, con sus afectos y con todo lo que consideraba suyo, la pandemia no fue algo tan radical ¿Había un ejercicio de distanciamiento?
LP: Acabas de nombrar una palabra absolutamente explosiva que es “exilio”, porque si bien uno procura cierto exilio interior, justamente para lidiar con la página en blanco y con esa fragua tan tremenda como es la creación, el exilio de tu casa grande que es el país, de tu sitio, de tu patria, del lugar donde naciste, donde te enamoraste por primera vez, donde descubriste la poesía, donde descubriste tus primeras películas, para eso uno nunca está preparado. Eso siempre genera marcas de agua en el espíritu. Es un asunto que estamos viviendo los venezolanos que pertenecemos a estas generaciones, de una manera además tremebunda, de una forma aparatosa, sin siquiera haberlo avistado en el horizonte. Entonces ahí sí estoy en el mismo redil donde estamos millones de personas, cayéndome a golpes con esa palabra llena de espinas.
PB: En el campo de la escritura, qué te está produciendo más placer ¿En cuál genero estás viviendo la pandemia?
LP: Para reconciliarme con el acto creativo confieso que no he tenido mucho tiempo, aunque parezca paradójico en estos momentos donde todo el mundo pareciera que le sobra el tiempo. Pero yo estoy inmerso en dos proyectos laborales que me tienen absolutamente enajenado, y desde que llegué aquí, he estado trabajando vorazmente en una industria que para mi era inédita, escribiendo para el mercado mexicano, para el mercado de los latinos en Estados Unidos, aprendiendo códigos distintos a los que he manejado por más de 30 años en Venezuela. Entonces ha sido un trabajo tan arduo y tan exigente que he tenido poco tiempo para habitar la forma de escritura que más placer me da que es la poesía. Porque la poesía necesita su buena dosis de ocio.
PB: ¿Estás pensando en otros códigos, en una manera distinta de escribir a como hubieras pensado hace meses?
LP: No, porque son proyectos que ya había comenzado antes de que llegara la pandemia. Obviamente ha existido y está la tentación para cualquier escritor de rentabilizar dramáticamente esta experiencia tan inédita que estamos viviendo. Ya vendrá el proceso creativo de esta experiencia tan extrema. En uno de los proyectos sí me han dicho que evite las multitudes, que evite las escenas donde haya más de diez personas, creo que habrá todo un problema para los contadores de historias de amor porque una de sus manifestaciones más lógicas es el contacto, la piel, el beso, el sexo… tendré que escribir una historia que se llame “Amor de Lejos”.